martes, 6 de agosto de 2013

Reflexiones incoherentes: patentes o el "balón es mío"



Advertencia: este post no contiene ninguna foto.

Ayer acabe un libro (El octavo día, se llama) de una editorial de la que nunca había comprado nada, al menos conscientemente: Automatica Editorial. El libro me gusto, bastante, pero no es de eso de lo que quiero hablar, si eso, ya lo os lo cuento otro día. 

No, lo que me llamo la atención y motiva este post es una nota de la editorial al final del libro (donde normalmente viene donde y cuando se acabo de imprimir o el tipo de letra que se ha usado o, lo mas habitual: nada) que decía (dice):

“Automatica editorial, le agradece la lectura de este libro. Esperamos que disfrutara de él tanto como nosotros, y le animamos a que lo recomiende, lo preste, o lo regale a los amigos” 

Llamativo ¿no?. No solo el hecho de que no agradecieran la compra del libro, solo su lectura, si no que el que animaran a prestarlo, algo que puede que con la legislación en la mano igual resulta que esa prohibido. Si no lo esta, es posible que lo este en breve tal y como avanza el mundo.

Porque no nos engañemos, cada vez somos menos libres para hacer según que cosas. 

De hecho cuando compras un libro digital parece que no “compras” el libro, si no tan solo el derecho a tenerlo en tu reproductor digital. Tu biblioteca digital no es una propiedad que puedas transmitir, no puedes dejarsela a tus queridos seres queridos (creo, aunque puede que puedas si les dejas el correspondiente lector). Cuando mueras (si, esperemos que sea dentro de mucho tiempo) tus queridos seres queridos no podrán repartirse tu biblioteca y guardar aquellos libros con los que crecieron. Tendrán que volver a comprar los derechos digitales.

Es verdad que esto puede resultar una bendición. Os hablo por experiencia propia ya que yo no solo herede una “montaña” de libros de mis padres (por si os interesa: tras mucho pensar en como hacerlo, decidimos que la única forma viable era repartirlos alfabéticamente, salvo algunos libros específicos que tuvieran un valor sentimental especial para alguno. Bueno, realmente fue por cajas, pero como mis padres tenían la librería ordenada alfabéticamente este reparto equivalía al alfabético. Esa, y no otra, es la razón por la que aun tengo que librarme de algunos libros de Mario Conde) si no que ademas tengo “en consigna” gran parte de los libros que mis hermanos no se llevaron (Rafa, Maite, aquí siguen las cajas esperando); así que si, ciertamente el que todo estuviera en digital podría ser una bendición.

Sin embargo, ignoro la bendición ya que no consigo imaginarme que toda la librería de mis padres hubiera desaparecido con su muerte (bastante desapareció, concretamente casi toda la colección de policiacas y eso ya fue una gran perdida). Tampoco soy capaz de imaginarme toda su librería en un medio digital, sin el placer de hojear los libros o de ver como rellenaban las habitaciones e incluso las casas en las que he vivido.De alguna consiguieron echarnos. Pero ese es otro tema, si eso, pues ya os lo cuento otro día.  

Es verdad que el libro de Automatica Editorial también tiene su nota de copyright en la que indica que esta prohibida la reproducción parcial o total por cualquier medio del mismo. Algo que haré (lo de reproducirlo parcialmente) en su debido momento, como hago con todos los libros que me han gustado, que espero que no resulte en penas graves. Delitos mas grandes he cometido y he salido impune; espero que de este también.

El caso es que, con la ley en la mano, el hecho de compartir por escrito (creo que verbalmente todavía se puede), sin permiso expreso de la editorial, las mejores frases de un libro es un delito. 

Realmente, aunque la advertencia es razonablemente nueva (he mirado un poco mi librería y en las ediciones que tengo anteriores a mediados de los años noventa no aparece. O aparece ocasionalmente) se que el hecho del que advierte no es nuevo. Todos lo sabemos, no es como lo de fumar que algunos tenemos dudas sobre su maldad. 

El copyright, como las patentes, es algo mucho anterior a los años noventa, seguramente existe dede siempre (supongo que el aumento de las advertencias se debe a la mejora de los medios de reproduccion: fotocopiadoras, escaneres y otros).

Es algo que todos asumimos como algo razonablemente valido: al fin y al cabo es el mecanismo para retribuir al autor. Si no hubiera derechos de autor, es posible que nadie quisiera escribir, aun cuando casi todos los creadores aseguren que “lo hacen por una necesidad personal de desarrollo interior”. Ellos, como creadores, dicen que sienten la pulsión incontrolable e incontenible de crear, no les preocupan las reglas del mercado. No, ellos son artistas y lo suyo es una necesidad interior. 

Escribirían aunque no hubiera dinero en ello, ellos son artistas, escribirían aunque nadie comprara sus libros (muchos escriben sin que nadie los lea y es mejor que las cosas sigan así). Si fuera cierto...

Pero tampoco quiero entrar en el debate de si los creadores seguirían creando si no consiguieran hacer dinero (creo que Cervantes, antes de El Quijote, probo muchos géneros - sin ningún éxito - y solo como medio de subsistencia, o de obtención si no de dinero, si de la fama).

No, tampoco quiero referirme exclusivamente a los escritores. No, los mismo pasa con los músicos, los pintores, los cineastas y en general cualquier creador. 

Eso si, no puedo dejar de aseguraros que yo no tendría la cultura musical que tengo ahora (escasa y muy parcial, soy consciente) si no fuera por todas aquellas cintas que grabábamos de la radio y nos intercambiábamos, o por las copias ilegales que realizábamos de los discos completos de nuestros mayores y conocidos (los pequeños hurtos en establecimientos también han contribuido, pero menos); ni tendría la cultura técnica que tengo (también escasa y muy parcial) si no fuera por los grandes libros clásicos (de la técnica), revistas y artículos a los que he tenido acceso gracias a la mágica existencia simultánea de bibliotecas y de tiendas de fotocopiadoras; seguramente si tendría la cultura literaria que tengo por haber tenido la suerte de tener padres y hermanos lectores y de que robar en casa no sea robar, tan solo sea sisar. Básicamente la cultura que tengo (escasa y muy parcial) proviene de los delitos que he cometido.

Creo que precisamente por esa cultura (escasa y muy parcial) y pese a que no pueda parafrasear a Cary Grant (creo) en North by Northwest al referirse al sector de la hostelería con aquel famoso “No pueden matarme, tengo mujer... ... y varios camareros depende de mi...” si puedo decir que colaboro en mantener una de las pocas tiendas de discos que quedan en Madrid, una buena librería y la edición de bastantes libros técnicos. No tengo nada contra el Copyright, quede claro, entiendo su existencia e incluso puedo estar de acuerdo en que es necesario (si bien, seria necesario pensar en mejorarlo para que fuera posible reeditar libros o discos sin tener que esperar a que “caduquen” los derechos de autor y que podamos llenar algunas de nuestras lagunas enciclopédicas).

Algo parecido me pasa con las patentes: puedo entender su existencia e incluso compartir algunos de sus beneficios, al fin y al cabo parece justo retribuir a los inventores y este es el mecanismo.

No, lo que me pone nervioso es el abuso del mecanismo de patentes. Hoy en día, cada vez mas, patentar es precisamente la forma de coartar la innovación, es el “no, no puedes usarlo (sin pagarme) porque lo tengo patentado”; es el “tienes que elegirme a mi para tu equipo que el balón es mío, o me marcho y os quedáis sin balón” del patio del colegio. 

No debería serlo, pero lo es. Y lo es legalmente. No soy experto en el tema, solo tengo cultura de barra de bar, por lo que igual estoy equivocado en todo, o en casi todo, o en nada; en cualquier caso es una sensación que tengo. Afortunadamente creo que no soy solo yo, sino que el Pirate Party esta, o estaba antes de que le quitara el hueco la extrema derecha, triunfando en el este de Europa - el este bueno, se entiende, los países escandinavos y allegados; no en los malvados países comunistas - y no, la piratería de la que hablan y quieren hacer legal no se refiere solo a la música o a la información confidencial si no al conocimiento en general. A la cultura como arma de control. 

Ahora la gente (las empresas e incluso los gobiernos) patentan mucho (de hecho es uno de los principales indicadores del grado de I+D+i de un país). Eso esta bien. 

Pero en muchos casos el objetivo de patentar algo no es el usarlo, no, nada tan fácil. 

En muchos casos el objetivo de patentar algo es que otro no lo pueda usar. Así de simple. 

Si, como os lo cuento. Por ejemplo: International Ventures es una de las empresas que mas patentes ha registrado en los últimos años (en Estados Unidos) y sin embargo no ha desarrollado casi nada basado en las patentes que ha registrado. 

Pero eso no es posible, diréis: para poder patentar algo hay que crearlo ¿no?. 

Pues no, ahora se pueden patentar procedimientos, ideas y cosas así. Por ejemplo puede patentarse la existencia de un sistema que maneje el ordenador con la vista, sin necesidad de desarrollarlo, ni escribir una linea de código (de hecho hoy en día Verne podría impedir, si hubiera patentado sus “inventos” literarios, prácticamente toda la tecnología espacial o submarina; K. Dick podría impedir el desarrollo de todo lo demás).

Si alguien consigue desarrollarlo posteriormente, pues se le demanda y con un poco de suerte o se consigue que te paguen por la patente o, lo mas habitual, se consigue que abandone la idea (el coste mínimo de un juicio por patentes esta cercano a los 2 millones de dólares, cifra inimaginable para alguien que empieza, o que no empieza). 

Ya, ya, se lo que pensáis: siempre hay tiburones e International Ventures son uno de ellos, son una anécdota. Posiblemente, posiblemente... pero 

... solo para vuestra información os diré que los accionistas de International Ventures son casi u quien es quien de las multinacionales de la tecnología (Apple, Microsoft, Cisco, Amazon) ademas de varias de las mas prestigiosas universidades tecnológicas de estados unidos. Ya veis, unos advenedizos que no duraran.

Ya, ya, se lo que pensáis: la empresa privada es mala. 

Si, seguramente, pero algo parecido ha hecho el gobierno de Francia al crear France Brevets, empresa estatal de compra de patentes, dotada con 100 millones de euros, pero que no participa en su desarrollo. Solo espera, para segar y recoger; para decir “ese balón es mío”.

Ya, ya, veo por donde vais: bueno la tecnología  puede esperar, la cultura también puede restringirse; son pequeños fallos de un sistema imperfecto (como todos), pero todo se corregirá y no es tan importante.

No, tenéis razón. Tampoco es tan importante. O tal vez si lo es. Dejadme contaros otras cosas:

A principios de los ochenta, el SIDA (aun no era IVHS) estaba conviertiendose en una epidemia (vale, una epidemia ya lo era, pero solo en el tercer mundo que puntúa menos). Uno de los primeros problemas que se planteaba era su detección, antes de que la enfermedad avanzara lo suficiente para hacer casi inevitable el desenlace. 

Había que saber quien lo tenia y quien no y no era fácil, ya que como sabéis los primeros síntomas podían ser los de un catarro, los de una alergia, los de casi cualquier cosa. Muchas instituciones se pusieron a buscar este sistema de detección. Entre las principales estaban los franceses, el instituto Pasteur si no recuerdo mal,  y como no podía ser menos también los americanos, creo que un tal Robert Gallo era el que dirigía este equipo. 

Los franceses consiguieron descubrir un sistema que funcionaba antes que los americanos (aquí podría hacer un chiste sobre los franceses y las mariconadas pero no lo voy ha hacer, dejare que cada uno hagáis el vuestro). 

Lo patentaron. 

Al poco los americanos descubrieron prácticamente el mismo método y también lo patentaron (en su lado del océano).

Os diréis pues que bien, a falta de un sistema tenemos dos; mejor que mejor, al fin y a cabo se ha solucionado una parte de un problema que esta matando a gente. Bien, que alegría, podemos fabricar cualquiera de los dos sin problemas; seguro que esto reduce los costes y coloca un método fiable rápidamente en el mercado; incluso si colaboran ambas instituciones tendremos un método mejor, mas fiable y mas barato.

Ingenuos que sois (somos). Ojalá.

No, no sucedió eso. Lo que sucedió es que ambas instituciones se enzarzaron en una serie de pleitos, que duraron varios años, solamente por ver quien mantenía la patente. Durante esos años, a falta de aclarar de quien era realmente la patente no se podía aplicar el sistema de detección patentado. Ninguno de los dos. Mientras tanto seguía muriendo gente, pero la patente era mas importante.

Al final se reconoció algo evidente, por fechas, y era que la patente pertenecía a los franceses. Problema solucionado, ya se podía detectar el SIDA eficientemente y solo con un retraso de varios años. Ningún problema.

Bueno, si había (aun hay) un problema: quedaba por encontrar una cura, o algún medicamento que pudiera paliar sus efectos. Ahora todos colaborarían y se avanzaría realmente.

Casi, pero no (ingenuos que sois).

Cada laboratorio competía con los demás sin compartir su información, patentado aquellos médicamente mas prometedores que parecían funcionar, ralentizaban el proceso impiendo que los demas los pudieran usar. 

Pero se avanzaba, me diréis. 

Si, se avanzaba, os lo reconozco y cada día había (hay y habrá) tratamientos mas efectivos, e incluso puede que la cura.

Sin embargo el problema persiste. Los medicamentos están patentados, por lo que las compañías farmacéuticas imponen un precio para recuperar su inversión  e impiden la producción de genéricos. Mientras seguía muriendo gente, pero las patentes están a salvo y nadie produce las medicinas necesarias a un precio admisible (para el tercer mundo, el primer mundo - los ricos del primer mundo - están mas a salvo).

Pero no soy pesimista, en 2.010 los institutos de salud de estados unidos por fin cedieron las patentes de retrovirales que tenían y permitieron la producción de genéricos de bajo coste (relativo) que pudieran ser de aplicación en países del tercer mundo. Para ello renunciaron, según cálculos estimados, a un negocio de unos 1.000 millones de dólares anuales. Buenas noticias, por fin había triunfado la sensatez, los laboratorios se habían dado cuenta de la importancia de la vida humana y habían dejado las patentes de temas tan importantes.

Casi, pero no (ingenuos, que sois).

Os diré porque (aunque ya lo habréis adivinado): por el sistema de patentes.

Efectivamente, ni mas ni menos. 

Ahora los medicamentos que se pueden fabricar a bajo coste para el tercer mundo son los que se aplicaban hace veinte, treinta años, en el primer mundo. Ningún medicamento posterior ha sido liberado del sistema de patentes. No señor, los nuevos tratamientos siguen estando patentados haciendolos artificialmente prohibitivos para todo el tercer mundo (bueno , no para todo el tercer mundo; recordemos que en el tercer mundo hay muchas fortunas gigantescas que pueden pertenecen al primer mundo o incluso al mundo cero).

No, las patentes para los nuevos medicamentos se mantienen y mientras sigue muriendo gente.

No lo se, supongo que un sistema de propiedad intelectual, de patentes, es necesario para incentivar el desarrollo y la creación. Estoy con vosotros, sin esa recompensa económica, que garantiza el sistema de patentes y de propiedad intelectual, se ralentiza el desarrollo. Seguro.

O tal vez no, un poco de ingenuidad os conviene ya esta bien de tanto cinismo hombre. Os contare otra cosa:

A mediados de los años cincuenta el director general de Volvo estaba verdaderamente preocupado por la seguridad de los pasajeros en los coches (había perdido a un ser querido en un accidente) mucho mas que por la aerodinámica, la velocidad o el diseño; lo que haría a los Volvos los coches mas seguros del mundo aunque por ello tuviera que admitir todo tipo de chistes sobre los mismos. 

En aquel momento ya existían los cinturones de seguridad pero eran bastante inefectivos e incluso perniciosos en según que accidentes (hacían mas daño que el que evitaban).

Tan preocupado, diría concienciado pero eso de concienciado suena puaghf, estaba el director de Volvo por la seguridad que contrato a uno de los mejores especialistas en seguridad aeronáutica (el diseñador de los cinturones de seguridad para los pilotos de reactores) con la tarea concreta de desarrollar un cinturón de seguridad que fuera todo lo efectivo posible y salvara el mayor numero de vidas. Le dio el dinero y los medios necesarios para la tarea invirtiendo una buena cantidad de dinero en el proyecto (es verdad que no se cuanta pero los Crash Test Dummies no son baratos).

En 1959 invento el cinturón de seguridad con tres puntos de anclaje, el que tienen todos los vehículos actualmente (salvo los de carreras y los tuneados valencianos que prefieren el de tipo avión con cuatro puntos de anclaje). 

Lo invento y .... si, lo patento.

E hizo muy bien en patentarlo. De esto no me cabe duda, al fin y al cabo si no lo hubiera patentado él, otro lo habría copiado y lo habría patentado, el no hubiera recuperado nada de lo mucho que había invertido en esta investigación y desarrollo.

 Y ¿esto me parece bien? pues no veo la diferencia, diréis. Aun no ha acabado la historia...

... nada mas patentarlo... lo puso en el dominio publico y dejo que todos los fabricantes pudieran incorporarlo en sus coches sin tener que pagarle nada por la patente. 

Ahora es obligatorio, Volvo no ha sacado provecho de este invento y hay menos muertos y lesionados.

Creo que hay una gran diferencia entre ambas actitudes. Lastima que haya menos directores de Volvo que de farmacéuticas (he de reconocer que yo ahora miro los Volvo con mucho mas cariño y me pensaría el comprarme uno. Debo estar haciendome viejo, un anciano o un ama de casa cegata).

No se si es culpa del sistema, de los limites al sistema, de unos aprovechados y de sus abogados, o de la sociedad en general pero hay algo que no esta funcionado con el sistema de patentes, ni con el sistema de propiedad intelectual. 

No se lo que es y menos aun cual puede ser la solución, pero aquí os dejo con estas reflexiones que me inquietan y me marcho a Piles a descansar de mi excelente vida primer mundista, pero no os preocupéis - o preocuparos - que seguiré dando la brasa con mis recuerdos, mis reflexiones, mis lecturas y mis varios. 

Pero, si eso, ya os lo cuento otro día.



viernes, 2 de agosto de 2013

Comentario de textos - Julio 2.013


Libros leídos

   Algo ha pasado - Joseph Heller
   Ciudad Abierta - Teju Col
   El hombre con cara de asesino - Matti Rönkä
   Nacimiento de un puente - De Kerangal
   El hombre corriente - G. K. Chesterton
   El silencio del heroe - Gay Talese
   La mujer a 1000º - Hallgrímur Helgason
   El libro de los vicios - Adam Soboczynski
    Shale gas. The promise and the peril - Vikram Rao

No recuerdo si ya lo he admitido, o no, pero mi memoria es totalmente lamentable; lo ha sido siempre y no ha mejorado, ni con la edad ni con el derrame, aunque ni siquiera recuerdo si ha empeorado o siempre he sido así. 

El caso es que cuando andaba buscando libros que comprar en mi librería de referencia, que de momento y a la espera de novedades vitales que ya os contare sigue siendo la Librería Mendez, estuve mas de cinco minutos intentando decidir si ya me había leído Algo ha pasado de Joseph Heller. 

Una parte de mi estaba completamente segura de que ya lo había leído, de hecho estaba totalmente seguro de que me lo había leído en ingles, no solo estaba seguro de haberlo leído, si no que incluso recordaba la portada y sabia  que me había gustado bastante; el resto de mi no recordaba nada del libro por lo que estaba seguro de que no me confundía con otro libro. 

Me parecía imposible que no consiguiera recordar nada, absolutamente nada mas que la sensación de que me había gustado.

Como no es nada raro que no recuerde nada, salvo la sensación general, de los libros que he leído pensaba seriamente en no comprarlo, pero el caso es que lo compre convenciendome de que al llegar a casa podría comprobar cual de mis dos mitades tenia razón. Si ya me lo había leído, pues no pasaba nada, al día siguiente me pasaría por la librería y lo devolvería, sin problemas (si, seguro que lo hacia. Es algo que encaja perfectamente con mi carácter, eso de ir a devolver cosas e interactuar con la gente).

Al llegar a casa ya se me habían olvidado mis dudas y me puse tranquilamente a leerlo, aunque con la típica sensación rara de que se te ha olvidado hacer algo, algo importante.

Hasta que había pasado la mitad del libro, cuando ya había empezaba a notarse claramente que me había leído parte del libro, no volví a acordarme de mis dudas.  

Cuando me entraron me levante, fui a la estantería y efectivamente... me lo había leído, en ingles como recordaba, y al ver la portada (que no era la que yo recodaba, pero era parecida) conseguí acordarme totalmente de mi sensación general: me había gustado mucho, me había parecido una novela entretenida y fácil de leer y si alguien me hubiera preguntado por el (antes de volver a releer la mitad) se lo hubiera recomendado diciendo que era una lectura muy entretenida, no tanto como Catch-22, pero una lectura ligera.

Para que os fiéis de mi os diré que este ha sido uno de los libros que mas me ha constado leer últimamente y que es de todo menos una lectura entretenida e intrascendente, vamos que  puede ser un libro ligero solo si lo comparas con el Finnegan’s Wake o algo similar.

No se porque me ha costado tanto leerlo, puesto que me sigue pareciendo un gran libro. En eso no he cambiado de opinión desde 1.997 cuando lo leí por primera vez.

Ahora, con el recuerdo algo mas fresco (tampoco fresco del todo, ya que lo leí a primeros de Julio) puedo decir que para mi es un libro sobre las relaciones humanas con un protagonista muy interesante que como se deduce del indice no esta demasiado contento con la vida que lleva. El indice de capítulos, que describe suficientemente el libro, es: Siento escalofríos - La oficina donde trabajo - Mi mujer no es feliz - Mi hija no es feliz - Mi hijo tiene problemas - No es verdad - No hay nada que hacer... - Mi hijo a dejado de hablarme - Nadie sabe lo que he hecho

Ya os podéis imaginar de que va, así que solo diré que es bueno, intenso, muy interesante y que no me arrepiento de haberlo vuelto a leer, de hecho me alegro mucho de recuperar, y corregir, mi recuerdo de un buen libro.

Es verdad que si un libro sucede en Madrid instantáneamente desconfío de el y se me quitan las ganas de leerlo (salvo los de mi hermano, Rafael Reig - si, por increible que parezca, somos hermanos -, que pasan en un Madrid solo parcialmente real o aquellos otros - por ejemplo los de Juan Garcia Hortelano - que pasan en un Madrid del que no tengo referencias vitales) pero, por el contrario, si pasan en Nueva York mis ganas de leerlos aumentan notablemente. 

Según la contraportada en Ciudad Abierta “Julius, un joven psiquiatra nigeriano residente en un hospital neoyorquino, deambula por las calles de Manhattan”, demasiado tentador para resistirme, no solo pasa en NYC, sino que deambula por la ciudad, casi seguro que me encuentro algún sitio que conozca y que me permita revivir el hecho de pasear por NYC.



El libro: no esta mal, ni bien. A mi personalmente no me gusto, o no me gusto como esperaba. Obviamente el Manhattan, casi de Harlem, del protagonista no tiene ningún punto en común con mi propio Manhattan mental, ni tampoco el protagonista o sus opciones vitales guarda ninguna relación conmigo.

Lo que si me gusto, bastante, y me apetece compartir con vosotros son tres notas marginales, informaciones inútiles que diríamos,  que aparecen en el libro y que me han pasado a engrosar mi lista de conocimientos inútiles (aunque al contaroslas no digo que ignoréis el libro ya que hay algunas otras informaciones adicionales curiosas).

La primera tiene que ver con las tradiciones africanas (de la cultura Yoruba, para ser exactos y por si os dice algo. A mi, no espacialmente) y se refiere a Obatala

“... el demiurgo al que Olodumare había encargado que crease a los humanos con arcilla. Obatala hizo las cosas bien hasta que empezó a beber. De tanto beber se emborracho y empezó a moldear seres humanos defectuosos. Los yorubas creen que en ese estado de ebriedad hizo a los enanos, los tullidos, los que carecen de algún miembro y los abrumados por enfermedades que debilitan. Olodumare tuvo que reclamar el papel que había delegado y acabar el mismo la creación de la humanidad...”

Esto explica muchas cosas. Es evidente que Obatala hizo muchos mas humanos defectuosos, no solo los que tienen problemas físicos si no todo tipo de problemas , mientras que Olodumare, supongo que como buen jefe,  la verdad es que, comparativamente, hizo pocos humanos normales. Ventajas e inconvenientes de tener varios dioses, de la subcontratación.

Otra es mas cercana, culturalmente, y es posible que cualquier aficionado a la música clásica lo conozca pero yo, ni idea, pero la acepto como cierta (para eso lee uno, para creerse lo que esta escrito). Parece que Bach tiene una cantata que se conoce como “la del café” en la que una muchacha canta “café, café, café, he de tomar café. ¡Tres veces al día o me marchito!” y que va sobre un padre preocupado por las decisiones de su hija ya que “Entonces el cafe era una novedad, y los mayores veían esa droga con escepticismo, y con mas escepticismo se tomaban el entusiasmo que provocaba en los jóvenes”.

La ultima, que igual es muy conocida pero que tiene gracia sobretodo por la nomenclatura es sobre el árbol del paraíso (la especie, no un árbol concreto, como el típico manzano). Pues parece que el árbol del paraíso, una especie que se da mucho en NYC y en todo Estados Unidos, debe considerarse como una especie invasora que “...llego de China hace mucho tiempo, creo que en el siglo XVIII, y al parecer el suelo norteamericano le gusto tanto que se propago libre y salvajemente en casi cada estado, a menudo desplazando especies autóctonas”.  

La verdad es que no se porque os he contado estas historias ya que seguro que vosotros os acordareis de ellas cuando intente contaroslas en el futuro con unas cervezas y no os sorprenderán. Posiblemente lo habré hecho, subconscientemente, para que me las volváis a contar cuando yo ya las haya olvidado y vuelvan a sorprenderme.

El hombre con cara de asesino podría ser la novela exótica de este mes ya que es finlandesa, lo cual es suficientemente exótico, pero... no lo suficiente por lo que, aunque os parezca raro se queda solo en una mención honorífica. Y si, es policiaca pero la verdad es que me ha parecido flojilla. Nada reseñable, ni por malo ni por bueno. Se lee bien y tiene cosas que resultan curiosas pero no acaba de convencer. si no fuera por el titulo es posible que dentro de un año, o menos, pudiera volver a comprarmela porque ya empiezo a no recordarla. 

La novela islandesa, por lo tanto ganadora del precio a novela exótica del mes, es La mujer a 1000º. La verdad es que el principio promete “Vivo sola en un garaje, y solo tengo a mano un ordenador portátil y una vieja granada. Es comodisimo”, mas sabiendo que se trata e una anciana que ya ha decidido que morirá ese año e incluso ha pedido cita en el crematorio, no le apetece pasar otra navidad sola.

Pues pese a este principio la novela se hace larga, realmente lo es (638 paginas), y la historia, la forma de contarla, no termino de engancharme en ningún momento. 

Como siempre se aprende algo en los libros, por este me he enterado de que los islandeses celebran una especie de Noche de San Juan, con sus hogueras y seguramente mas antigua correspondiendo a un rito pagano (bueno, pagano para los católicos; para ellos un rito religioso. Yo apostaría por la Noche de Valpurgis, que igual nada mas existe en el cine de terror, pero esta es la cultura inexacta de la que disfruto). La celebran  prácticamente una estación entera antes que nuestro San Juan: el 21 de febrero para ser exactos (exactos, según el autor).

También es divertido leer la preocupación de la protagonista, entonces una adolescente, por la prohibición de encender hogueras ese año ya que están en plena II Guerra Mundial y claro, los aviones alemanes podrían ir a bombardearles. 

Por supuesto que, pese a la prohibición, celebran la fiesta, encienden las hogueras y efectivamente vienen aviones a las mismas pero... si eso, ya os lo cuento otro día o lo leéis vosotros mismos.

La verdad es que se me hizo muy raro ver que este mes habían salido dos novelas que, al menos en el titulo, tenían relaciones con la ingeniería, concretamente con la construcción de los puentes.  

Aunque la construcción de puentes no es algo que me interese especialmente, es una rama de la ingeniería que me queda tan distante como a cualquiera, me acorde de mi amigo Barcina (seguramente el mejor ingeniero de puentes de mi edad, sin duda el mejor que yo conozco o conoceré) y decidí que al menos compraría y me leería una de ellas. Como homenaje; si estaba bien se la comentaría para que la mirase, si estaba muy bien se la regalaría ya que regalar cosas sin ningún motivo (léase cumpleaños o similares) es una de las cosas que mas me alegran. 

Una de ellas parecía, por el titulo (que obviamente no recuerdo), una historia de esas de amor y lujo, o a versión de “Hombre rico, hombre pobre”; la otra era Nacimiento de un puente.

Lo siento Jose Manuel pero, de momento, te has quedado sin regalo; tal vez el mes que viene compre la otra y sea buena. Esta no lo es, no esta mal pero ni de lejos (salvo por el titulo) merece la pena.

Hacia mucho que no jugaba a intelectual y no compraba un libro de ensayo. No soy nada aficionado a ellos y en general me parecen una perdida de tiempo, pero de vez en cuando hay que hacer una excepción. 

Como creo, seguro, que con la edad me voy haciendo mas intransigente y supongo, que mas convencional, comprar El hombre corriente de Chesterton me parecía una buena opción. Si resultaba demasiado retrogrado siempre podría regalarselo a mi sobrino Rafita al que seguro que le encantarían los razonamientos de Chesterton y seguramente muchas de sus frases. Seguro que le parecerían igual de modernas, o contraculturales, que oír hablar a de Jose Manuel de Prada al que creo que, secretamente, quiere parecerse de mayor (por cierto que ya apunta maneras, claro que también va siendo mayor).

Chesterton, leído con paciencia o mejor con distanciamiento frente a la teoría básica, es como leer tebeos siendo inevitable pensar en Tintin, especialmente cuando habla de los Bashi-Bazouks tan mentados por Haddock. 

Hay que reconocer que tiene excelentes frases, algunas atemporales: “En cuestiones de convicción solo existe otra cosa aparte del dogma, y es el prejuicio”; otras mas de actualidad que te gustaría decirles al gobierno o a cualquier padre “el niño percibe claramente la diferencia no solo entre la verdad y la mentira, sino también entre la ficción y la mentira”; y otras que igual solo se aplican a mi animo personal en estos días: “algo debe marchar mal si todo carece de interés”.

Lo que mas extrañeza me ha producido, que tengo que recordar mirar en la versión original del libro, es que puede deducirse que Nick Lowe le copio la letra, o al menos se inspiro para el titulo, de “I like the sound of the breaking glass” ya que el afirma que 

“... una balada que mis amigos y yo compusimos hace años, después de que destroce contra el suelo un gran vaso de cristal. El estribillo decía: Me gusta el ruido del vidrio que se rompe”

Igual va y resulta que Nick Lowe es un plagiario. Tendré que buscar por internet a ver si existe esa balada y suena como el clásico de Nick Lowe, cosa que dudo mucho.

Aceptado que uno hay regla sin excepción no veo ningún motivo para hacer una sola excepción, así que me compro El silencio del héroe, un libro de artículos periodísticos.

Pero no de artículos de cualquier tipo, no, no, de artículos sobre deportes y lo que es mas sobre deportes muy americanos: béisbol, baloncesto, boxeo y otros. Ya puesto a incumplir una regla, mejor incumplirla a modo y manera. 

La verdad es que cuando lo compre estaba confundiendo a Talese con otro escritor, aun no recuerdo cual, que escribía historias de boxeo clásicas e incluso un poco negras realmente fascinantes. Ademas, aunque no fuera ese autor, según la contraportada era un padre del “nuevo periodismo”, contando historias no convencionales desde puntos de vista mas humanos que el del simple mito del deporte, asi que en el peor de los casos me esperaba algo parecido al libro de entrevistas de Truman Capote (no recuerdo el titulo) en el que, por ejemplo, en lugar de entrevistar a Marilyn Monroe entrevistaba a su asistenta y cosas así. Podía ser divertido.

La verdad es que no esta mal, pero no, ni es el escritor que yo tenia en mente, ni se parece al Truman Capote que yo recuerdo (que puede no tener nada que ver con el real). 

Hay cosas divertidas como el encuentro de un sonado Muhammad Ali con Castro en La Habana, o la reflexión sobre una jugadora de fútbol chino que fallo el penalti definitivo en un mundial. Parafraseando al propio autor “Al igual que la religión, el juego del béisbol se basa en aspiraciones que casi nunca se cumplen. Genera mas fracasos que éxitos”.

El libro de los vicios es el segundo de Soboczynski (polaco que podria ser exotico otro mes pero que este realmente no lo es) que leo (el otro fue El arte de no decir a verdad). En ambos casos lo mejor es el titulo, a mi los dos me parecen muy buenos.

Realmente debería considerarlo como otra excepción a mi regla de solo leer ficción ya que es un ensayo sobre temas variados, desde el amor o la belleza al ejercicio o a levantarse. 

Algunas reflexiones no están mal, pero sinceramente como ya he dicho de otros libros me parece mas una recopilación de entradas de un blog que un libro en un sentido completo. Le falta unidad y coherencia. Aun así se lee bien.




Me resulta difícil explicar como pude decidir comprarme un libro que se titula Como ser mujer ya que, en principio, no es un tema que me interese y menos aun sabiendo (por la contraportada) que es un libro de memorias (parece que es el mes de las excepciones). No, no parece haber una justificación razonable, ni medianamente razonable. 

Como ser mujer, venga hombre, seamos serios. 

En mi descargo diré que lo que me convenció  fue el compara la foto de la portada y la de la solapilla. La de la portada intenta mostrar a la autora como una chica seria y elegante - aunque no lo consigue - mientras que en la de la solapilla queda claro que es una chica que sencillamente se divierte viviendo. Como ella misma dice es "una mas de los muchachos”.

Ahora os dire que...

Es un libro sensacional, inteligente y divertido. A veces (salvando las distancias de continente y esnobismo) me recordaba a Franz Lebowitz (que es como Groucho Marx, pero en neoyorquina judía. Espera, igual es un alias de Groucho Marx. No, no creo), otras, afortunadamente las menos, me recordaba a mi conocida Diana Aller (a la que me gusta leer pero que no esta a la altura. Lo siento Diana, pero es la verdad).

Tiene descripciones antológicas, como cuando hablando de sus compañeros del Melody Maker (si, es periodista musical)  dice:
 “En las reuniones de la redacción todos tienen claro que están aquí porque no cumplieron con los requisitos para entrar en la cantina de La guerra de las galaxias”

recoge citas realmente interesantes como 
“Una chica con un vestido y una guitarra resulta algo extraño, como un perro montado en una bicicleta. Algo muy extraño. Difícil de superar”;

Cuenta casos reales verdaderamente impactantes como el del “Vaquero ajustado”, un caso de violación que se desestimo en 2.008 porque
“una mujer con vaqueros ajustados no podía haber sido violada porque ningún hombre puede quitar unos vaqueros ajustados a una mujer sin ayuda”

algunas elegantes pero  un poco excesivas como

“El coste real de vivir es morir, y nosotros gastamos los días como si fuéramos millonarios: una semana aquí, un mes allí, alegremente desperdiciados hasta que solo  nos quedan dos monedas en los ojos”;

 pero lo mejor - aunque casi todo es excelente - son los capítulos sobre la maternidad y el aborto y especialmente su definición (de su marido, como confesara al final) de lo que es o debería ser el feminismo (o el no machismo, si los conceptos negativos pueden existir):

“ser todo el mundo educado con todo el mundo”.

Así da gusto saltarse las normas y hacer excepciones, no lo recomiendo porque yo no recomiendo libros, pero si al final me voy a PIles de vacaciones espero no olvidarmelo para prestarselo a Helena e incluso a Maite. 

Supongo que tendrá algo de fama, o repercusión en los medios, que os puede predisponer en contra, ya que ella es una periodista musical y se supone que es un libro sobre el feminismo, pero no os dejéis engañar: es un libro excelente y punto.

Para terminar y ya que ando saltandome todas las normas (leyendo ensayos, biografías, libros feministas y todo tipo de no ficción) voy a comentar un libro de trabajo que he leído: Shale gas. The promise and the peril.

Me salto mi propia norma, de no comentar libros de trabajo (porque si, también leo libros profesionales), ya que creo que es un ejemplo de como escribir un libro divulgativo manteniendo el necesario equilibrio entre las obviedades y el contenido (también porque es un libro que puede que “adapte” al caso español para su edición o mas bien porque es el tipo de libro que me gustaría saber escribir).

No creo que a ninguno os interese saber sobre la debatida técnica de extracción de hidrocarburos (gas natural)  de las formaciones de pizarra (shale) conocida como fracking, que ahora mismo esta sometida a un debate peor que el de la energía nuclear (con poco o o ningún sentido en su denominación).

El libro es mas amplio que el fracking ya que esta es solo una tecnología especifica que se usa para extraer gas natural de formaciones que antes no eran rentables; debatir el fracking y no la extracción de gas natural de pizarras o esquistos es como discutir el ultimo modelo de móvil y no los efectos de la comunicación por móvil.

Si sentís curiosidad y queréis tener algo mas que una "opinión de barra de bar" sobre el tema, este es el libro que os recomiendo (yo ya he leído bastantes, mucho peores). Olvidaros de ver "supuestos" documentales como Gasland, y leed este libro, eso o esperad a que yo edite el mío copiando de este y ya os lo leéis traducido y ampliado.

Lo dicho: posiblemente me marche a Piles a ver el mar y hacer un poco mas el vago. Seguramente, aunque suene raro, el mes que viene habrá menos libros (este hay muchos solo para darle la razon a mi hermana Helena en una conversación que tuvimos el otro día. Raro que en vacaciones lea menos, pero son  cosas de la pereza y la molicie propia de Piles.

Sed felices y tened cuidado ahí fuera que decían en Hill Street.

PS: la norma que no he incumplido es que todos los libros (salvo el técnico) están comprados en la Librería Mendez. Si todo va bien, empezare a incumplir esa norma en breve. Ya os contare.