lunes, 28 de abril de 2014

Controlando accesos (1986-2014)

En breve, cuando el ayuntamiento tenga a bien convocar un examen de renovación, yo me

retiro como controlador de accesos, bueno, me retiro oficialmente ya que mi mi carnet de “controlador de accesos” caduca, y a mi no me apetece renovarlo, me da demasiada pereza tener que volver a examinarme. Pereza de volver a examinarme del conocimiento de la ley, pero mucha mas pereza volver a examinarme de “personalidad”. 

La verdad es que esto ultimo no solo me da pereza, si no que también me da un poco de miedo: con la cantidad de ensaladas y frutas que tomo ahora, teniendo incluso un restaurante vegetariano favorito, es posible que mi personalidad no este a la altura de los requerimientos y que asunta que pueda ser identificado como “vegetariano” en las pruebas de personalidad, lo que es un riesgo. 

Si, es un riesgo, un riesgo elevado, ya que todos los que conozco que han suspendido este examen son vegetarianos, de hecho diría que todos los vegetarianos que conozco que se han presentado al examen han suspendido, al menos una vez. Para la segunda oportunidad muchos de ellos, estoy convencido, hicieron de tripas corazón y comieron carne los días antes para asegurar el aprobado.

La verdad es que este hecho, el suspendo metódico de los vegetarianos, a mi me parece una buena prueba de que el examen de personalidad es, al menos, capaz de separar algunos comportamientos radicales que pueden llegar a ser conflictivos como controladores. Por que si, no nos engañemos, es innegable que la casi totalidad de los vegetarianos tienen un problema de actitud, una actitud “talibanesca” que no les hace aptos para este trabajo. Por supuesto, por supuesto que hay actitudes peores que la que denota ser vegetariano pero posiblemente también sean detectadas en el examen con preguntas sencillas como esas de “¿si algún cliente intenta abandonar el local por la puerta de emergencia, usted? a) se acerca a el y le explica educadamente que no puede usar esa puerta. b) le agarra del cuello y le golpea una vez arrojandole discretamente por la puerta de emergencia del local. c) le retiene lo antes posible, avisa al resto de sus compañeros y entre todos le revientan a golpes con el objetivo de que el resto de clientes capten adecuadamente el mensaje” o esas otras de “¿las puertas de emergencia? a) deben permanecer accesibles y operativas en todo momento y es parte de su trabajo asegurarse de que lo estén. b) deben de bloquearse antes de admitir a nadie en la sala y permanecer inoperativas en todo momento. c) deben de cerrarse con llave o cualquier mecanismo - cadenas y candados - que no permitan su uso bajo ninguna circunstancia.” y algunas otras igual de difíciles

Pues si, me da tanta pereza (y miedo) y al fin y al cabo ahora salgo tan poco, paso tan poco tiempo en el Wurlitzer o en el Wharf, que no me compensa renovar el carnet por lo que en breve dejare de ser “portero”, algo que oficialmente, y solo oficialmente, he sido durante los últimos cuatro años y un trabajo que realice por primera vez hace 28 años.

Si, ciertamente, aunque parezca increíble, fue hace 28 años que tuve mi primera experiencia, mi primera noche, como “portero”

En 1986 yo estudiaba Caminos, carrera que había elegido por varias razones entre las que se encontraban como principales,pero no por orden de importancia: mi ausencia de una vocación de estudio de nada en concreto combinada con la ilusión que a mi padre le hacia que yo siguiera sus pasos (puesto que mis hermanos mayores no lo habían hecho), ademas estaba cerca de casa (en la Politécnica, a donde se podía ir andando, y no en la Autónoma que es donde a mi me habría tocado hacer la carrera por temas de reparto entre colegios y universidades y que estaba en el campo, lejos en el campo) ademas, y sobretodo, en Caminos se organizaban conciertos, era uno de los templos de la movida, por lo que, calculaba (como buen ingeniero) que si hacia caminos podría meterme en Culturales y de esta forma disfrutar de los conciertos gratis, y no solo yo si no que podría invitar a Jaco e incluso a otros, al fin y al cabo seria de los organizadores.

Ese año estudiaba segundo de segundo, si bien primero lo había pasado razonablemente bien (solo me habían quedado dos, lo que no era un récord en ningún sentido)  el año anterior me haba quedado, digamos, dormido y no había aprobado nada, ni las que me quedaban de primero ni ninguna de segundo. Ya digo, fue un año académicamente inexistente; eso si, fue un año que clasificaría como sensacional aunque no tenga ningún recuerdo concreto del mismo. Bueno, tengo muchos, entre ellos algunos de los mejores de mi vida; pero, si eso, ya os cuento otro día.

El caso es que ya estaba en culturales, ya me colaba (acompañado) a los conciertos aunque para ello ademas de preparar el salón de actos antes del concierto y después (montar y desmontar asientos) tenia que hacer ocasionalmente de camarero . 

Algo que tenia bastantes ventajas ya que me permitía abastecerme, y abastecer a mis conocidos, de bebida de las “botellas de abajo”, las bebidas bebibles, que nos reservábamos para nosotros mientras vendíamos ron La Flota, ginebra J.B. y similares, que no llegaban a causar ceguera pero que si daban lugar a increíbles y casi mortales resacas, algo que se a ciencia cierta porque las que sobraban eran las que bebíamos durante la semana mientras “estudiábamos” en el local de Culturales en lugar de ir a clase, antes de ir a clase o incluso después de clase... ya que éramos estudiantes aplicados y solíamos quedarnos estudiando hasta tarde, ademas de pobres por lo que no era cosa de desperdiciar oportunidad alguna de beber, aunque se tratara de ron La Flota, al que todo sea dicho se le cogía cariño a medida que cogías una buena borrachera.

Ademas, curiosamente, por extraño que parezca, a una gran parte de culturales no le gustaban los conciertos lo que permitía abandonar mi puesto de camarero durante el concierto e irme a disfrutar del mismo tranquilamente. Ciertamente, merecía la pena estudiar Caminos por estos agradables ratos.

Aunque os pueda parecer increíble, dada la cantidad de gente que seguro conocéis que afirma haber estado en Caminos en casi todos los conciertos, todos esos que han visto a Los Nikis, a Ataque de Caspa, a La Frontera, a Aviador Dro y a muchos otros, normalmente los conciertos de culturales estaban solo medio llenos, eso siendo generosos, y eran de muy buen rollo, no necesitando ningún tipo de seguridad, bastando con estar en la puerta para ir cortando las entradas ordenadamente.

Normalmente, normalmente eran muy tranquilos y estaban medio vacíos. Norma mente, pero como toda norma tiene su excepción, los conciertos de culturales también. 

Para culturales la excepción fue el concierto de Kortatu y La Polla Records, que acabaría siendo el ultimo concierto en Caminos ya que pese a ser el mas exitoso de publico empezaría y terminaría con numerosos destrozos en la Escuela, algo que nunca seria perdonado por a dirección y que daría lugar a la prohibición de los conciertos de “rock” por siempre jamas y un día (después de esto Culturales se dedicaría a organizar conciertos de música clásica y ciertamente ya merecía menos la pena estudiar caminos).

Que el concierto de Kortatu y La Polla iba a ser un éxito de publico era algo que suponíamos, al fin y al cabo aquel año el rock radical vasco estaba en pleno auge, ademas se habían vendido todas las entradas que habíamos dejado en Escridiscos, algo insólito, y como me comento Joaquin (que por entonces aun estaba con Escribano en el escridiscos de Sandoval) no solo había mucha mas gente preguntando por entradas si no que había oído que mucha gente pensaba ir sin entrada a intentar colarse; de hecho pensaban ir a montarla hasta colarse, pues ¿no eran ellos punks y radicales...? ¿como para pagar a unos pijillos de estudiantes de ingeniería? Para nada, nasti de plasti (era  1986 y si, los punkis decían estas cosas, aunque ahora lo nieguen).

No se si fue a petición de culturales, por iniciativa propia, o por indicaciones del servicio de seguridad de la Moncloa (que esta al lado y que de hecho durante muchos años mantuvo un puesto de observación, con un francotirador según se decía y algo que yo comprobaría unos años después, vigilando desde la torre de caminos) pero el caso es que a medida que el aparcamiento de caminos se llenaba de publico potencial (a.k.a. punkis bastante costrosos) se apostaron también dos “grilleras” de policía. 

Así que aunque hubiera muchos punkis, y aunque no parecieran nuestros habituales punkis “de palo” madrileños, si no ciertamente un poco mas conflictivos, estábamos protegidos de ellos, tanto por la presencia policial como por la infranqueable valla que cerraba la puerta de caminos (que suponíamos de acero Bessemer, por lo menos, y anclada por auténticos profesionales de la ingeniería, de la ingeniería de caminos. No digo mas) por lo que decidimos que todo iba bien, nos pusimos unas primera cervezas y nos dispusimos a abrir la entrada tranquilamente.

Y todo fue tranquilo, hasta que dejo de ser tranquilo; como ocurre siempre: nunca pasa nada hasta que pasa algo. Y paso: se acabaron las entradas que había pero no el publico que quería entrar, publico que ademas no tenia ningún interés en pagar la entrada, ni ninguna posibilidad de hacerlo, ya que en su mayoría se había gastado todo el poco dinero que tenia en cervezas y otras sustancias, o pensaba seguir gastando ese poco dinero en eso (cervezas y/o sustancias) y no en pagar una entrada.

Nosotros cerramos la puerta dejando a la policía observando y controlando a los punkis sin entrada, y a lo punkis observando a la policía (poco) y estudiando (detalladamente) la valla de acero que cerraba el acceso a la escuela y entonces... entonces empezó el lío...

Los punkis empezaron a colgarse de la valla de acero, empezaron a zaranderarla ante la atenta mirada y ultra-pasiva actitud de la policía desde el exterior, con los que no o bien no iba el tema o, mas probablemente, no se sentían con ganas de participar en lo que estaban seguro que se avecinada ;y de la anonadada, pero aun confiada, mirada nuestra desde el interior de la valla de protección. 

Nuestra mirada era confiada puesto que la valla había sido construida por nuestros mayores, seguramente calculada para resistir este tipo de comportamientos y peores, y  nosotros aun confiábamos en ellos aunque la observación de la valla y su comportamiento en el limite elástico empezaba a disminuir nuestra confianza en los cálculos realizados por nuestros mayores. 

Nuestra confianza disminuía por momentos, no solo en los cálculos de nuestros mayores puesto que ya estaba claro que la valla no aguantaría (no perderíamos la fe en sus cálculos en esta ocasión, si no unos años después cuando el laboratorio de geotecnia y mecánica del suelo se hundiría casi completamente por una mala cimentación) si no que también perdíamos nuestra confianza en el apoyo policial que, aparte de la presencia teóricamente disuasoria, no parecía que fuera a progresar ni aportar nada a resolver la situación.

Era el momento de reagruparnos, de replantear la estrategia y de tomar nuevas posiciones para evitar la catástrofe, casi inevitable ya, de la caída de la valla o al menos de su caída con un numero indeterminado de punkis sobrexcitados. Nadie quiere que le caifa un punki, sobreexcitado  o no, encima y mucho menos un grupo de ellos.

No conseguimos abrir la valla pero si retirarla para al menos permitir la entrada sin necesidad de la total destrucción de lo que quedaba de la misma, evitando a la vez algunos accidentes y todos los punkis sin entrada... entraron a la escuela y la mayoría de ellos entraron a ver el concierto.

La mayoría había venido a ver el concierto y ahora que habían conseguido entrar pues era el momento de hacer lo que habían venido a hacer. Claro que no todos habían venido a ver el concierto (si había que verlo lo verían) y para estos otros también era el momento de hacer lo que habían venido a hacer. Fuera lo que fuera, parecía que requería distribuirse por toda la escuela y en algunos casos incluía la destrucción a cabezazos de los aseos, taquillas y en general todo aquello que encontraban a mano y desprotegido.

Afortunadamente los baños de la planta baja eran numerosos y el destrozar los mismos, lavabos y retretes, a cabezazos les llevo un tiempo que nos permitió a nosotros “los pijos estudiantes de ingeniería” situarnos estratégicamente para evitar la dispersión, propagación, de los punkis por otras zonas la escuela.

A mi me toco colocarme en la escalera principal de acceso a la primera planta y como éramos pocos me toco quedarme solo con la idea de evitar que nadie subiera por aquella escalera; era la primera vez que trabajaba de “seguridad” de “portero” o de “controlador de acceso”, como queráis llamarlo. 

Es verdad que no soy un tipo grande, para los estándares de los porteros soy mas bien un tipo pequeño, y en aquella época, hace 28 años, era mas pequeño - aun no había dado el estirón a lo ancho que daría luego - pero la verdad es que tampoco era pequeño comparado con los mal alimentados punkis; tampoco era un tipo con una imagen intimidante, de hecho en aquella época vestía, casi exclusivamente, con pantalones de pintor, confucios y camisetas de buen rollo de Phineass, vamos que era mas bien un hippie a los que los que los punkis tenderían a no respetar (ya sabéis “matar hippies en las Cies..” y todo eso) sin embargo me pareció un trabajo fácil y nadie paso, ni intento mas de un segundo, pasar por aquella escalera.


Si, ya veis, un aspecto aterrador, especialmente haciendo malabares.

La verdad es que bastaba con estar allí, fumando tranquilamente (si, en aquellos días se podía fumar no solo en la escuela si no incluso en clase; siempre recordare a Osuna mi profesor de hidráulica que nos explicaba la capa limite y otros fenómenos hidráulicos, con las volutas de su puro de después de comer), y decirle a la gente, con mucha educación, que no podían pasar. 

Es verdad que algunos, especialmente los grupos con chicas e incluso alguno especialmente bajito, se podían un poco pesados con lo de pasar y decían cosas como “pues yo pienso pasar” , “tu no vas a impedirme pasar”, “quien te crees que eres jod**** im***”, “tu eres un m*** y voy a pasar, así que apartate ca***” y cosas así... pero nada que no se pudiera arreglar educadamente con una frase corta tipo “a mi me pagan para que no pase nadie, por algo será. Tu veras”, eso fue suficiente en todas las ocasiones.

En otras zonas de la escuela tuvieron mas problemas e incluso algunos punkis lograron acceder a algunas zonas que se suponían protegidas, pero ninguno por mi escalera, lo cual, considerando que era la principal, que yo estaba solo y que no podía ser considerado como especialmente amenazador no estuvo mal.

Del concierto en si, no os puedo contar nada ya que me pase toda la noche en aquella escalera fumando tranquilamente. Si me hubiera apetecido ver a Kortatu, que si tenían un punto de diversión entretenido con ese himno que decía “.... mañana sol y buen tiempo...”;  perderme a la Polla no me importo lo mas mínimo ya que me parecían, y no he cambiado de opinión, una autentica basura mala y tan pesadamente reivindicativa como aquellos cantautores de mis mayores. Eso si, el concierto fue un éxito económico que unido a una huelga, por la ley de atribuciones, que se declaro en la ingeniería nos permitió, a prácticamente todo culturales, marcharnos de vacaciones durante unas semanas en unos Land Rover a Galicia. Pero, si eso, ya os lo cuento otro día.

Podría parecer, por el titulo, que mas o menos me hubiera dedicado a ser portero durante todos estos años así que conviene aclarar que eso es completamente falso. La verdad es que como ese fue el ultimo concierto de Caminos yo no volví a ejercer de portero en Caminos (puede que en alguna fiesta, si volviera) y no seria hasta 1999 cuando volvería a ponerme, ocasionalmente, en la puerta del Morgenstern o en el interior del mismo.

Básicamente el trabajo en el Mogenstern era en gran parte lo contrario de lo que se espera de un portero ya que no consistía tanto en controlar el aforo como en conseguir que la gente no hiciera ruido en la calle para no llamar la atención de la policía e incluso que se estuvieran callados en el interior cuando habíamos llamado su atención a latas horas y habíamos encerrado a todo el mundo dentro pidiendoles silencio (algo que bajo ningún concepto debe de hacerse, ni debe de responderse como alternativa si os lo preguntan en el examen, a menos que seáis vegetarianos en cuyo caso, puesto que suspenderéis de todas maneras, podéis contestar con sinceridad). No, casi nada de lo que hacíamos en el Morgenstern, salvo evitar las broncas, debe de realizarse conforme a ley pero eran otros tiempos e incluso nosotros aramos otros. Pero, si eso, ya os lo cuento otro día.


Aunque parezca increible, me da pena lo de dejar de tener carnet de portero. No se, renunciar a esto es un poco renunciar a parte del pasado, es un poco traicionar a alguno y distanciarme de cosas que realmente me importan pero asi son las cosas y ademas siempre me quedara la capacidad porteritl del cotilleo. ¿no?

lunes, 7 de abril de 2014

Comentario de Textos - Febrero y Marzo de 2.014

El hombre del brazo de oro - Nelson Algren
El tiempo de los tigres - Lisa Klausmann
La vida secreta de Walter Mitty - James Thurber
Constance - Patrick McGrath
Todo lo que hay - James Salter
Una casa de tierra - Woody Guthrie

Igual os habéis dado cuenta de que me he “saltado” un mes, no solo en cuanto a estas crónicas de los libros que leo si no también en cuanto a otras posibles chorradas o nostalgias. ¿alguna excusa, algún motivo, os preguntareis (o no)? Pues sinceramente no, no ha habido ningún motivo y aunque si me pusiera a ello podría inventarme varias docenas de excusas creíbles la verdad es que no voy a inventarme ninguna (no, no es por falta de respeto a vosotros, que ya os veo siendo picajosos y murmurando “ni siquiera se molesta en inventarse una excusa”). Es tan solo que no ha surgido lo de sentarme a escribir, ni tan siquiera la entrega mensual de libros. La verdad es que había pensando algunas cosas, aventuras y avatares, que contaros pero al final me he mantenido alejado del ordenador por lo que pese a tenerlas medio empezadas en mi hueca cabeza aun están lejos de poder ser “pasadas a limpio”.

En cuanto a lecturas Febrero empezó razonablemente bien ya que Rafa se dio cuenta de que podía resolver mi tradicional dilema sobre librerías aprovechando que, por aquello de ser familia, se dio cuenta de que podía seleccionar unos cuantos libros y vendermelos “a domicilio” en cualquier momento que nos viéramos ahorrandome el dilema de tener que subir hasta Cercedilla , a la librería Fuenfria (que deberíais visitar mas a menudo, malas personas, que el campo no esta tan lejos), a buscar los libros o traicionar a “la familia” comprandolos en la librería Mendez. Puedo veros pensando “pues si que ha tardado en darse cuenta de esta opcion. Ciertamente será un gran escritor, pero la verdad es que rápido, rápido, pensando...”. Pero eso es solo fruto de vuestra maledicencia. Seguro que lo pensó varios meses antes pero desecho la idea ya que le parecía que, en cierta medida, estaría obligandome a comprarle a el; y ademas pese a ser familia, o puede que por ser familia, la verdad es que Rafa y yo no coincidimos tanto, lo que complica la logística, tampoco es cosa de ir siempre con cuatro libros en la mochila por si nos vemos.

En cualquier caso, aprovechando que a principios de febrero teníamos que vernos para planificar algunos asuntillos comerciales cargo su mochila con los cinco o seis libros que pensaba que podrían interesarme mas, supongo que ese fue el criterio que uso ya que los tamaños, editoriales, nacionalidades y otras variables parecían claramente aleatorias, y los traslado hasta la capital. He de decir que, pese a lo que podáis pensar y pese a que desde que vive en el campo cada día parece mas que vaya disfrazado, no se puso ningún disfraz especifico de vendedor del circulo de lectores, ni tan siquiera de evangelista mormón para esta tarea, ni me lanzo un discurso sobre las bondades de la venta a domicilio, ni de cada uno de los libros ni me anuncio la buena nueva de la llegada diaria del todopoderoso. No, la verdad es que, una vez terminados  los asuntos que teníamos que tratar, se limito a enseñarme lo que había seleccionado, aguanto mi indecisión para elegir sobre la marcha y acepto los rechazos, sin importar el tamaño del libro rechazado pese a que en algunos casos su tamaño no invitara a llevarlos de vuelta hasta Cercedilla.

Por que si, rechace alguno de los que me trajo. No estoy seguro de exactamente porque,  tal vez por aquello de no llevarme todo lo que me había traído y sentir que era yo el que había decidido, tal vez por pensar que de esta forma las veces siguientes mejoraría la selección previa (que, todo sea dicho, era buena) o posiblemente porque no me apetecía cargar con todos ellos ese día. 

No, no recuerdo cuales fueron los libros que no tuvieron que volver a Cercedilla pero estoy seguro de que subiréis a comprobarlo y comprarlos, aunque si no habéis subido ya seguro que ya los ha vendido.

De El hombre del brazo de oro conocía que en ella estaba basada la película de Sinatra, esa película extrañamente oscura y realista, para la época, sobre un heroinómano que probablemente es la única película seria de Fank Sinatra, película a la que muchos, los mas maledicentes de nosotros, creemos que es a la que Tony Fontana se refiere en El Padrino cuando  quiere que le den el papel principal, cuando dice aquello de “El protagonista soy yo, ni siquiera tendría que actuar”. El protagonista, Frankie, es un autentico perdedor que como todo buen drogadicto cree que nada ha sido culpa suya que lo único que pasa es que tiene una mala racha de la que conseguirá salir si tan solo consigue tener un poco de suerte; la culpa siempre es de otros factores “¿sabéis donde se fastidia un hombre? En las sucias facturas de gas. Ayer por la tarde no debía ni un centavo a nadie..., entonces ella me envío a saldar las cuentas de la People Gas Light and Coke Company y me pare a tomarme una copa rápida; y ahora lo único que me queda es compensar a la compañía de seguros por la ruptura de un escaparate de cuatrocientos pavos o arrodillare“, efectivamente todo es culpa de los recibos de gas, quien puede dudarlo, basta con leer el resto de la historia para darse cuenta: malditas compañías capitalistas. La verdad es que la novela esta bien aunque he de reconocer que no me recordó en nada a la película, claro que tampoco estoy seguro de recordar bien la película y puede que si que sean parecidas o que no, pero el libro se lee mas o menos bien.  Curiosamente lo compre convencido de que ya lo tenia y lo había leído, aunque no recordara nada,pero si lo tenia pues siempre podía devolverlo, una de las grandes ventajas de la compra a conocidos, que no tuve que usar porque pese a lo que pensaba no lo tenia; mas curioso aun que es un libro editado por el “Circulo de lectores”, lo que realmente hacia que la compra adquiriera un carácter mas místico de “compra a domicilio”.

Siguiendo con las películas resultaba inevitable que en la selección estuviera La vida secreta de Walter Mitty, ya que debido al estreno de una nueva versión estaba de actualidad, y resultaba incluso mas inevitable que yo lo comprara, ya que esta era la película favorita de mi padre, incluso mas que “Las cuatro plumas”. Aunque la pusieran todos los años en la televisión, extrañamente como clásico navideño; aunque estoy seguro de que se la sabia de memoria, aun así había que verla religiosamente cada vez que la ponían. Si hubiera visto la novela en cualquier librería habría pensado en comprarla inmediatamente, igual que si ponen la película en la televisión tendré que verla por un reflejo pauloviano (si ponen la clásica, me refiero. La nueva versión no la he visto). Si la hubiera visto en una librería posiblemente habría ojeado el inicio del primer cuento (realmente es un libro de cuentos cortos, muy cortos, y la vida secreta de Walter Mitty solo es uno de ellos, un cuento de tan solo ocho paginas), ese que empieza: “-Mi marido es coleccionista - dijo la diminuta señora Monroe. A quien mas le sorprendió el comentario fue al señor Monroe, que no era coleccionista.” y obviamente no la habría comprado porque me habría dado cuenta inmediatamente de que ya lo había leído, varias veces. Si, es un libro que ya tengo pero es un libro que merece la pena tener dos veces como los cuentos de Roald Dahl o de Saki, nadie puede cansarse de ese humor ingles. Lo único que sigo sin entender es como esta película, este personaje, podía ser el favorito de mi padre; esto es algo que supera mi capacidad de comprensión, pero mas misterios tiene la iglesia.

La banda de El tiempo de los tigres comparaba la novela con Scott Fitzgerald y Patricia Highsmith, ademas la contraportada anunciaba un crimen lo que la hacia prometedora. Lamentablemente, como todos sabemos, la banda no es nunca un indicador fidedigno y el crimen, que ya ni siquiera recuerdo, no resulta nada interesante y yo no he conseguido encontrar ningún parecido con los autores citados, aunque seguramente los haya. Que no digo yo que no, igual es que no he sabido apreciarlo. La verdad es que no tiene nada digno de mención, o al menos nada que a un mes vista me proporcione un mínimo recuerdo del libro.






Curiosamente algo parecido le pasa a Constance, en cuya contraportada también se  la compara con Patricia Hignsmith, aunque no combinada con Scott Fitzgerald si no con,  nada menos, que Alfred Hithcock y en la que por supuesto hay un secreto (si, también hay un crimen en el pasado. Parece que para escribir cualquier novela hay que matar por lo menos a uno de los personajes). Ademas a mi me ha pasado lo mismo: ni le veo el parecido con ninguno de estos autores ni me ha parecido que mereciera la pena, sencillamente; nada que merezca la pena reseñar.








Si estas compras “a domicilio” entretuvieron Febrero, a finales de mes estaba sin lectura, sin planes de ver a mi hermano y con los dilemas morales de que seguramente acabaría traicionado a “la familia”. Ademas, casualidades de la vida, a principios de Marzo me cruce un par de mañanas con el que supongo es uno de los hermanos Mendez (no tengo pruebas ni a favor ni en contra pero como los dos libreros no se parecen nada estoy convencido de que son hermanos y que la librería es un negocio familiar. Aunque todo podría ser una tapadera y ellos podrían no ser hermanos, tal vez sean terroristas internacionales o narcotraficantes no gallegos). 

Finalmente, ya mediado Marzo, una mañana de sábado en la que inevitablemente tenia que salir a comprar comida para el fin de semana, aproveche y de la que visitaba a Joaquin en Rock & Roll Circus, que no solo de lecturas vive el hombre, decidí pasarme por la librería Mendez a abastecerme y también ver si mi hermano se había olvidado de acercarme algún titulo imprescindible.

He de decir que no, no parecía haber habido prácticamente ninguna novedad obligatoria que no me hubiera acercado Rafa, salvo el libro de Kingley Amis sobre el bebercio, del que ya había comprado dos ejemplares para regalar, por encargo a Rafa ya que ademas de servicio a domicilio admite encargos - si es que lo tiene todo - pero si había varios de los libros que había rechazado y que, increíblemente, tampoco me tentaban en la librería. Digo increíblemente ya que a los libros en las librerías les pasa como a las chicas detrás de las barras: todas resultan mucho mas tentadoras que en otros lugares.

Pero como siempre hay algún libro tentador, igual que siempre - en cualquier sitio, salvo en mi cama, que acabo de mirar y no había - hay alguna chica tentadora, allí estaba Una casa de Tierra, que resultaba sumamente tentador por ser una novela de Woody Guthrie, alguien que obviamente no necesita presentación para cualquiera que este leyendo estas lineas (quedáis advertidos: si no sabéis quien es Woody Guthrie, dejad de leer este blog y retiraos a hacer los deberes que una cultura mínima no os hará daño). Posiblemente no sea un Gran Libro, yo soy incapaz de reconocer un Gran Libro; desde luego no es Las uvas de la ira aunque comparta época con ella y se centre en personajes parecidos, o tal vez muy distintos ya que este libro va sobre los pobres que se quedaron en Oklahoma trabajando de aparceros para los terratenientes en lugar de coger la ruta 66 hasta prados, supuestamente, mas verdes; pero desde luego es un libro muy interesante. Incluso la introducción es muy interesante: Descubrir que uno de los libros mas importantes para un icono musical fue un manual editado por el Departamento de Agricultura sobre la construcción de edificios con ladrillos de adobe, tanto que el libro gira, en cierta medida, sobre esta obsesión de la construcción de una casa en la que poder vivir dignamente, o mas bien sobre la imposibilidad de hacerlo, resulta sencillamente sorprendente, casi tanto como volver a leer las estrofas perdidas de This land is your land. Incluso la cita inicial: “La vida es muy dura... tienes suerte si logras sobrevivirla” es interesante. Incluso los dibujos resultan interesantes (si, tiene dibujos. Pocos, pero tiene).

Si Guthrie es un icono para algunos parece que Salter, concretamente su novela Todo lo que hay lo fue para otros, si bien para los que tenemos una incultura mas enciclopédica nos resulta un nombre completamente ajeno. Ahora puedo decir que ya no me es ajeno y que esta novela me ha encantado, es de esas novelas en las que no pasa nada en concreto y el escritor solo se dedica a seguir a algunos personajes durante algunos momentos de su vida, no haciendo una descripción exhaustiva de esos momentos si no dando tan solo algunos datos, algunas escenas, que le permiten al lector rellenar todo lo demás, completar la personalidad de los personajes, imaginarlos completos a través de sus pequeñas reacciones, la he leído con verdadero placer y eso que no me he identificado con ninguno de los personajes, algo que tiene mucho mas mérito.



Con estos libros, con dos mas en la reserva para empezar el mes y aguantar hasta volver a ver a mi hermano, concluyen un par de meses de lectura y de silencios blogueros. Dos meses en los que aunque han pasado cosas especiales no os las he contado por lo que en cierta medida no han pasado, aunque algunos estabais allí para disfrutarlas o al menos confirmar que han sucedido. No prometo que volveré a escribir en breve ya que nunca se sabe y yo no prometo cosas que no sepa que puedo cumplir pero sospecho que en breve lo haré, no tanto para tortura vuestra si no porque me apetece rememorar mas cosas.