lunes, 5 de mayo de 2014

Comentario de textos - Abril 2014

Mujeres - John Updike
Mascara - Stanislaw Lem
Avidas Pretensiones - Fernando Aramburu
Una gota de sangre - Jose Ignacio Gomez-PIntado
Sobrebeber - Kingley Amis
W.I.T.C.H. 
Oigo sirenas en la calle - Adrian McKinty
Los lanzallamas - Rachel Kushner
Darth Vader y su princesita - Jeffrey Brown

Supongo que este es un momento tan bueno como cualquier otro para corregir una afirmación realizada anteriormente: la de que Updike no me gusta. Es verdad que hasta ahora solo compraba los libros de Updike porque era uno de los escritores favoritos de mi padre, los leía y seguía sin comprender por que le gustaba a mi padre. De hecho esta fue la razón por la que compre Mujeres, sabiendo que lo mas probable es que no me gustara, su compra era simplemente un homenaje inevitable. Puede que me realmente me este haciendo mayor y que ya no me parezca a mi padre en mi letra minúscula, esa que parece que le produce un arrebato a mi hermana pequeña cada vez que ve papeles míos; por que si, de vez en cuando todavía escribo a mano, especialmente formulas matemáticas; por que si, soy de ese tipo de personas que si utiliza las matemáticas en su vida cotidiana y de vez en cuando tengo que hacer integrales, derivadas y otras operaciones para entender algunos conceptos (por no hablar de la teoría de conjuntos que uso diariamente para clasificar cosas, personas o eventos). Puede, que me haya hecho mayor, tan mayor como mi padre, puede ser una explicación; otra puede ser que este Updike no le habría gustado a mi padre y que por eso me ha gustado a mi. Cualquiera de las dos es posible, incluso probable y no tengo pruebas para ninguna de ellas, aunque hay indicios claros de la primera.

No os descubro nada, para eso esta el titulo y la contraportada, si os cuento que va de los recuerdos que un jubilado tiene sobre algunas de las mujeres de su vida, alguien para el que “el mapa del territorio se correspondía con el lugar donde se hallaban las casas de las mujeres que le interesaban. En tal casa vivía una mujer con la que se había acostado; en esa otra, una con la que fantaseaba acostarse; y en medio se encontraban todas las demás, espacios en blanco, deshabitados y vacíos como el interior de Africa, los desiertos de Arabia y los mares del Sur”. A mi también me pasa, aunque las zonas desérticas que componen mi geografía personal son demasiadas, incluso incluyendo los bares y lugares en los que he estado con alguna de esas mujeres, incluso incluyendo aquellas con las que solo he fantaseado. Demasiados territorios sin explorar; una lastima no haber sido un mejor explorador, una pena no haber sido un “explorador galáctico” que diría Sisa pero como dice el propio Updike “Las paredes del cráneo son muy resistentes, y nos encierran con nuestros miedos”.

Pero esto de comprar libros de autores que no me gustan, o que no me gustaban, no me pasa solo con Updike. No, una relación parecida tengo con Lem, Stanislaw; del que periódicamente leo algo, intentando fuertemente que me guste ya que se supone que es uno de los grandes de la Ciencia Ficción, un maestro de maestros. Por eso me compre, en la Librería Mendez de la calle Mayor, Mascara; un libro con trece cuentos, inéditos en castellano que según la contraportada están a la altura de sus mejores obras. Puede que sea demasiado mayor o demasiado obtuso pero la verdad es que sigo sin pillarle la gracia a Lem y creo que este ha sido mi ultimo intento con el. Seguro que es un escritor genial pero a mi me parece una pesadilla, no una pesadilla en el sentido positivo de dar miedo o terror, de un mal sueño; no, me parece una pesadilla en un sentido falsamente etimológico, como si pesadilla compartiera raíz con pesado: un polaco espeso y aburrido donde los haya, como un gulash mal cocinado que no llega a la altura de una buena carne a la jardinera, aunque sea mucho mas de alta cocina.

Con estos dos libros prácticamente me plante en los preparativos de la semana santa y de una excursión a Piles, es decir a una nueva, e importante, decisión de abastecimiento, de selección de mi lugar de abastecimiento, que todo parecía indicar que se saldaría con una nueva traición a mi hermano y a la librería Fuenfria de Cercedilla ya que no había planes de que nos viéramos y me abasteciera a domicilio antes de irme. Pero no, la verdad es que la traición no fue necesaria, en este momento, ya que Rafa había pasado por casa de mi hermana, antes de irse a Francia donde su ultima novela parece que esta siendo un éxito y donde según tengo entendido incluso le comparan con Stephen King (al que mi hermano, todo sea dicho, compara con Galdos ya que, con bastante razón, le considera un escritor realista. Un escritor realista, si, como lo oís; pero un escritor realista que vive en Maine, que es un lugar lo suficientemente raro. Pero divago, si eso, ya os lo cuento otro día). 

El caso es que con esta adquisición, con otro libro que le había regalado a Alvaro por su cumpleaños y que pensaba aprovechar para robarle esos días y con un inédito que tenia en el ordenador me sentía preparado para irme a Piles. Si no me alcanzaba para todo el viaje ya compraría, ya me mercaría, algún best-seller en el supermercado o intentare leer alguno de los pocos libros que quedan por Piles; así evitaba la traición familiar.

Normalmente los únicos inéditos que leo son las novelas de Rafa, inéditos que siempre espero con interés y que creo que me pasa por razones distintas a las de la mera cortesía por imprimirle una, o mas copias para corregir. Si, así de vanidoso soy y pienso que me las deja por que le interesa mi opinión, aunque sea para poder ignorarla o incluso para reafirmarse en contra de ella (algo que supongo de utilidad ya que si hay partes que no me gustan puede que sean las mejores; somos bastante distintos en nuestros gustos y fobias).

La novela inédita, posiblemente por poco tiempo, es Una gota de sangre en el Martini, por favor y se lo que os andáis preguntando ahora es ¿por que? ¿por que tengo yo una novela inédita no escrita por mi hermano? Pues no, la respuesta no es porque tengo un blog de libros de fama mundial entre el par de lectores que no son de mi familia; nada mas lejos de la realidad: no tengo ni un par de lectores que no sean de mi familia (salvo cuando cito un nombre propio que entonces suele aparecer el mencionado para corregir lo que cuento, diciendo que no sucedió así). Obviamente la tengo porque me la ha pasado el autor, que no es, ni mas ni menos, que Cipi (sin con C porque el nombre no le viene de Zipi y Zape, si no que se trata de El Cipayo, nombre que proviene de Salgari y sus tigres de Mompracem). Podría dar el nombre completo de El Cipayo, pero a los que no lo conocéis no os dirá nada (todavía, otra historia será cuando la edite y sea un super ventas), para los que lo conocéis no os aportara nada y si lo menciono es casi seguro que se aparezca por lo comentarios para corregirme; ademas ya esta en la lista inicial (que es que no os fijáis).  La verdad es que la novela tiene posibilidades ya que se trata de una aventura de mods (algunos de los cuales son vampiros; otros no. Como los pimientos de Padrón) y rockers (de los cuales algunos son hombres lobo) ambientada en Madrid y a día de hoy (mas o menos) de forma que los hombres lobo van al Wurli mientras que los vampiros se dedican mas a tomar cocteles (tengo que acordarme de probar el raf, o incluso tomarme uno con Cipayo un día de estos) obviamente en el Del Diego o en su defecto Gis-Tonics en el Buster, compartiendo todos un territorio neutral de La Vía Láctea, amenizada por Oscar (la única persona capaz de pinchar una saeta en plena noche, si le apetece, y lo se porque a veces le apetece). 

La verdad es que es una novela muy entretenida, ideal para leerla en la playa y que seguramente pueda ser la primera de una serie, o mejor seria decir de una serie de recopilatorios ya que cada capitulo esta titulado con una buena canción (sorprendentemente no todas mochis), y que en conjunto componen una excelente banda sonora. Creo que yo vendería la novela y el disco como un pack; aunque puede que no sea una buena idea ya que los mochis solo usan originales. La verdad es que la comparación con Peter Punk, el Lincantropunk y el otro de la saga que no recuerdo, resulta inevitable, por aquello de adaptar personajes típicos a bandas urbanas, aunque no tiene nada que ver, imagino que incluso con la serie crepúsculo pero como esto lo desconozco, ya que ni he leído ni visto esta serie, pues me callo la comparación para que no se enfade Cipayo, que seguro que no le gusta el comentario. Si estuviera editada y yo fuera de las personas que recomiendan libros, os la recomendaría, no solo por la propia novela y el CD que debería acompañarla si no porque los dibujos que he visto que la acompañan (que creo que son de Marta) son muy buenos, muy elegantes, muy mochis y muy negros, y ademas, pero no solo por ello, Cipi es muy buena gente y le considero amigo lo que ya seria motivo suficiente para recomendarla. A ver si hay suerte y la edita pronto, aunque ha de cambiar algunas cosas... tonterías de disléxico como que si vas de Alonso Martinez a Colon y quieres ir a la carretera de Burgos debes de girar a la izquierda, a la izquierda, Cipi, no a la derecha, que acabamos en Atocha. (conste que no digo que Cipi sea disléxico, no es eso... solo que es la otra derecha).

La verdad es que leer novelas en las que salen entornos que conoces, personajes que son conocidos o que puedes reconocer, pese a los esfuerzos del editor por ocultarlos como protección ante posibles querellitas, siempre tiene un valor añadido e incluso convierte la lectura en una especie de juego entretenido (aun tengo que averiguar quienes son la base de las hermanas sesenteras de Una gota de sangre) y en cierta medida Avidas pretensiones también proporciona este juego. No para mi, que solo conozco el mundo editorial, el mundo de los premios literarios españoles, de segunda o tercera mano a través de algunas historias y amigos de Rafa pero estoy seguro de que si para mucha gente que identificara claramente a algunos prototipos reales. Aparte de este juego de adivinanzas la novela tiene gracia de forma puntual pero se queda muy lejos de lo que, creo, quiere llegar a ser, de, digamos, ese Tom Sharpe, u otros ingleses, irónicos y descriptivos de un ambiente literario o universitario verdaderamente desternillantes. Muy lejos, desgraciadamente muy lejos, casi tan lejos como queda Oxford de CasaDios; con todo no es un mal intento. 

Yo no me la habría comprado nunca pero como Rafa la dejo por casa pues le di una oportunidad; en cambio Sobrebeber me la habría comprado si no hubiera sido porque la había regalado dos veces el mes pasado, aun así si me hubiera quedado sin lecturas es posible que me la hubiera vuelto a comprar. Propiamente no es una novela si no que se trata de la unión de tres libros, dos de ellos procedentes de columnas periodísticas y un tercero con una serie de exámenes de conocimientos, todo ello sobre el arte y placer de beber (aunque a veces también sobre la estupidez con la que algunas personas acompañan el beber). Aunque como dice el propio autor en el prologo, por el hecho de ser una recopilación de artículos, hay cosas que se repiten y que parecen mas obsesión de lo que es necesario ciertamente es un libro que en cualquier momento, a cualquier persona y en cualquier pagina te proporcionara una sonrisa con una frase o idea ingeniosa, aunque seas de la liga antialcohólica o aun así ya que hasta estas deben de aceptar que “los beneficios sociales de la bebida en colectividad superan los desastres individuales que puede precipitar”. No solo es ideal para disfrutar en cualquier momento, en tragos largos o cortos, si no que es sumamente educativo con sus recetas de cocteles, consejos para la resaca e incluso una reivindicación necesaria de la Carlsberg, que es una de las cervezas a las que yo ya me he acostumbrado y que disfruto y os recomiendo  (la Carlsberg, que, como sabéis, yo no recomiendo libros).

La verdad es que en Piles las hora duran mucho mas, o los días tienen muchas mas horas que en cualquier otros sitio así que incluso aunque vayas pertrechado con un numero suficiente de libros, aunque vayas a estar muy pocos días, aunque te pases la mitad de ellos constipado y sin poner leer, aunque tengas, y te pongas, a preparar una conferencia que has de dar, o incluso aunque estés con Alicia que con sus activos cuatro años reclama una atención casi constante, que requiere ser un profesional para ignorar, al final siempre te acabas quedando sin lectura y tienes que recurrir o a lo que los demás han llevado o a lo poco que queda por allí (aprovecho para pedir a familiares y otros visitantes que empiecen a dejar libros para estas situaciones). Por eso, solo por eso, pee a los avisos y consejos en contra me leí W.I.T.C.H. Conspiración terrorista internacional de las mujeres del infierno. Comunicaciones y Hechizos. Un panfletillo de recopilación de artículos de un movimiento feminista radical de los sesenta que os puedo resumir en una palabra: lamentable; en dos: una mierda. Lamentable ya que no proporciona ningún contexto en el que entender nada del movimiento que quiere reivindicar y por que todos los artículos, por llamarlos algo, son sencillamente muy malos y están muy mal traducidos, no, muy mal no, pésimamente; en la frontera de lo ilegible. Si tuviera que salvar alguno, aunque no se me ocurre ningún motivo para tener que hacerlo, salvaría el ultimo en el que al cabo de unos años una de las lideresas del movimiento hace critica de sus compañeros de movimientos radicales y de su actitud incluso mas machista  que la media de la sociedad. Bueno, salvaría eso y alguno de los nombres alternativos para explicar el acrónimo WITCH como ese de Women’s Infuriated at Taking care of Hoodlums.

Pues con estas lecturas, prestadas en mayor o menor medida, ya había conseguido pasar la semana santa sin traicionar a mi hermano ni a la librería Fuenfria de Cercedilla, pero el mes no se había acabado por lo que tenia que volver a enfrentarme a la necesidad de traicionar a la familia o de viajar en autobús, tren o similar. Como no podía ser menos elegí el camino de menor resistencia y traicione a la familia visitando la librería Mendez de la calle Mayor ya intentaría quedar un día de estos con Rafa y aprovechar el servicio a domicilio que me ofrece como cliente preferente pero de momento triunfaba la traición.

Y como triunfaba. 

Oigo sirenas en la calle tiene el aspecto de una novela policiaca normalita, nada especial si ves la portada o incluso si ojeas la contraportada pero a mi me ha parecido una gran novela. Una gran novela negra que ciertamente no tiene una gran trama pero que si que tiene grandes personajes y una cotidianeidad en una Irlanda prácticamente militarizada, con el IRA plenamente activo y la invasión de las Malvinas, que construye un marco totalmente creíble para un personaje que ademas de oir a los Buzzcocks lee Cien años de soledad, “era una buena novela, pero, como dijo aquel, tal vez setenta y cinco años de soledad hubieran sido suficientes”. Algo que, ahora con Garcia Marquez recién fallecido, sonara a herejía (no diré yo que no lo sea) pero que a mi me sigue pareciendo sumamente gracioso.



Los lanzallamas, novela que también podría haber recibido a domicilio, no solo vía Rafa, si hubiera quedado con el, si no que incluso a través del Circulo de Lectores que la edita si fuera yo usuario de esto,  empieza flojilla y la verdad es que dan ganas de dejarla pero me alegro de no haberlo hecho, ya que al final me ha parecido una gran novela sobre los pijos que juegan a ser radicales o artistas, vamos sobre esas personas que todos conocemos que mantienen ideas y actitudes que solo son posibles con la tranquilidad que da el tener las espaldas cubiertas. Vamos, sobre todos los que juegan a ser punks o radicales para volver a casa a cenar lo que su madre les ha preparado sin preguntarse como todo funciona tan bien si ellos no han participado en nada. Curiosamente he aprendido mas sobre algunos grupos radicales de los setenta, como los Motherfuckers, que en el libro ese de los manifiestos de las brujillas. No es que recuerde a Novecento pero realmente la amistad entre dos personas de mundos opuestos y en colisión - ademas las dos con un telón italiano - me traía esa película a la memoria pero posiblemente sean cosas de mi cerebro dañado.

En cualquier caso la mejor lectura de este mes ha sido Darth Vader y su princesita que recrea una infancia alternativa de Leia como hija de Darth Vader con algunos chistes antológicos (otros menos) su hermano Luke y por supuesto su novio adolescente Han Solo. Diez minutos de sonrisas.