lunes, 9 de junio de 2014

Comentario de textos - Mayo 2014

An Officer and a spy - Robert Harris
La segunda vida de Viola Wither - Stella Gibbons
Avenida de los gigantes - Marc Dugain
Los jardines de la disidencia - Jonathan Lethem
Un hombre disponible - Hilma Wolitzer
Body Bags. Teorías de la violencia - Jason Pearson
Bloodshot. Incendiar el mundo - Duane Swierczynski, Manuel Garcia, Arturo Lozzi


Este mes estaba convencido de que en algún momento quedaría con Rafa y así podría evitar seguir con mis traiciones a la Librería Fuenfria de Cercedilla (que espero estéis visitando y visitéis mas de lo que yo lo estoy haciendo, especialmente ahora que ya ha llegado el buen tiempo y considerando que es fácil superar mi numero de visitas). 

Ya sabéis, subís a tomar unas gambas a aquel lugar que empezó siendo un chiringuito y que ya parece mas un par de bautizos, bodas y banquetes (pero que sigue teniendo sus excelentes gambas) y luego os acercáis a tomar un cafe, quien dice un cafe dice un algo, y quien dice uno dice un numero por determinar, por el pintoresco pueblo de Cercedilla (lo que televisivamente, supongo, se conoce como un marco incomparable) y luego pues os acercáis a por unos libros. Bueno, casi mejor pasaos antes de tomar esos algos y así seguramente, sin mucha dificultad, podáis convencer a Rafa de que os acompañe hasta el bar de los de El pájaro burlón (ni idea del nombre, pero el mejor de la zona) a tomar otro algo y sobretodo todavía contéis con medios económicos para adquirir libros (que ya sabe lo que se complican las tardes de tomar un cafe y como se suele acabar sin un céntimo de euro en el bolsillo; aunque Rafa acepta tarjetas sin problemas por lo que esta excusa no os vale de nada).

Pues eso, que estaba yo convencido de que pronto vería a Rafa y mis lecturas de este mes tendrían ese punto exótico que siempre proporciona el venir directamente del campo. Si, estaba convencido, aunque obviamente no tenia ninguna razón para ello y se trataba mas de una creencia voluntariosa que de cualquier otra cosa. 

Ademas, como aun me quedada un libro de mis comprar anteriores en la librería Mendez de la calle Mayor, La segunda vida de Viola Wither, pues pensaba que tendría margen suficiente para ver a Rafa antes de que la necesidad me volviera a empujar a la traición familiar. Un libro con una historia con buen aspecto sobre familias inglesas ricas, fiestas benéficas y todas esas cosas que permiten desarrollar unos personajes y una fina ironía de esas que, por lo menos a mi, me resultan sumamente divertidas. Pero, no; no resulto así y por algún motivo (no digo que el libro sea malo, aunque supongo que lo pienso) sencillamente no consiguió interesarme lo mas mínimo, en realidad me aburrió lo suficiente para dejarlo a la mitad (algo que antes me parecía cercano a la herejía pero que a medida que envejezco me sucede con mas frecuencia y ya casi hago con naturalidad aunque con cierto cabreo, compresible, por no haber acertado especialmente cuando lo he comprado sin referencias, solo por instinto).


Dejar este libro a la mitad recortaba el tiempo disponible para conseguir ver a Rafa a tiempo aproximando la posibilidad de la traición. Afortunadamente aun me quedaban por leer un par de cómics, que le había regalado a Alvaro por su cumpleaños (creo): Body Bags y Bloodshot; pero los cómics dan poco margen. Si son buenos, Body Bags lo es, te los acabas leyendo en un par de horas como máximo y si son malos, mejor dicho incomprensibles, como Bloodshot me lo pareció a mi, pues tardas incluso menos; mucho menos si ya estas en modo dejarlos a mitad si no te convencen.

Pero, por algún extraño proceso mental ya que no había ningún motivo (léase ninguna festividad familiar a la vista), yo seguía convencido de que pronto vería a Rafa y me proveería de libros de exótico origen. Así de extravagante es el cerebro humano, incluso el cerebro microinfartado que ahora tengo. Este convencimiento me hacia renunciar a visitar mi librería de referencia y puesto que la coincidencia se retrasaba solo me quedaba tomar una medida desesperada: traicionar a ambas librerías. Si bien la doble traición tenia un cierto rasgo de justicia, incluso de justicia poética (para un cerebro dañado, digo y por aquello de ser librerías; aunque no pensara comprar poesía) no me acababa de convencer, ademas de plantear el problema de tener que buscar otra librería con la que traicionara a ambas; ni La Central, ni El Molar, ni Tipos Infames, me parecían una opción a la luz de mis visitas anteriores y las opciones mas supermercado  como la Fnac, la Casa del Libro o incluso El Corte Ingles tampoco me convencían.

Vale, ya puedo oiros pensando “pues subete a Cercedilla, puto vago redomado, así ves a Rafa y compra libros sin tanta tontería”. Y si ciertamente esa podía ser una opción, es mas, es la opción que yo os recomendaría en mi situación, o aun mas es la opción que os recomiendo a todos vosotros, en cualquier situación, pero no olvidemos que yo tenia el convencimiento de que vería a Rafa pronto lo que obviamente hacia innecesario el subir a Cercedilla, e incluso si yo subía podría ser que justo eso evitara que nos viéramos ya que igual yo subía el día que el bajaba y como sabéis por las películas nunca es bueno engañar al destino con este tipo de pequeñas argucias. No, no, subir a Cercedilla estaba descartado de momento por esas cosas del destino (que no por pereza, que quede claro).

¿Engañar al destino, cometer una doble traición? Ciertamente no eran opciones muy tentadoras y desde luego no pensaba quedarme sin lectura ya que eso me obligaría a contaros mas batallitas del abuelo o a escribir reflexiones sobre sabe dios que cosas y como apenas me dejáis mensajes pues pienso que las escribo solo para mi (que por otra parte es lo que hago) y me cuesta encontrar el momento y el tiempo iba pasando por lo que necesitaba una solución de urgencia.

¿Irme a NYC, a visitar Kinokinuya o McNally? No,  igualmente necesitaría algo que leer en el avión ¿Comprar por Amazon? Podía ser, pero al fin y al cabo por Amazon solo me gusta comprar autores que ya conozco para completar sus obras con cosas que ya, o todavía, no se encuentran en las librerías y ademas también tarda un par de días que con tanta indecisión empezaba a no tener. No, no eran buenas opciones pero había algo en ellas, en ambas opciones, que podía funcionar.

Claro, era evidente: podía comprar un libro en ingles y así ni cometía doble traición (ni Mendez ni Fuenfria tienen una buena sección en ingles por lo que no podía considerarse una traición comprar algo que ellos no tienen), ni jugaba a engañar al destino subiendo a Cercedilla con el riesgo de casualmente cruzarme con Rafa en la carretera, no verle y cambiar irremisiblemente el curso de la civilización. Solo necesitaba encontrar algo en la sección en Ingles de la FNAC, la Casa del libro o El Corte Ingles que justificara plenamente su compra.

No solo tenia un plan si no que, como comprobaría mas tarde en la sección de Ingles de la FNAC, tenia un plan que funcionaria perfectamente ya que  tenían una nueva novela de Harris (Robert, no Richard, lo cual era mejor) con un titulo excelente: An Officer and a Spy. Dicho y hecho, ya tenia libro par esperar a encontrarme con Rafa (algo de lo que seguía convencido) ademas un libro nuevo de Robert Harris que tenia la ventaja de ser un grandísimo escritor, un escritor del que, extrañamente, se traducen pocas novelas y no consigue triunfar aquí y que ademas me recuerda las sesiones de Best-Sellers que teníamos en la calle Lérida con Rafa y Lourdes en las que cada uno compraba una novela y nos las íbamos turnando mientras bebíamos, comíamos, bebíamos, cenábamos y seguíamos hasta que todos habíamos leído todas; vamos como un tradicional maratón de la guerra de las galaxias pero con libros variados (aunque Rafa nos sacaba siempre una o dos de ventaja) ya que en una de ellas descubrimos a los dos Harris (que no, que no son hermanos, que de hecho con de dos continentes distintos). El caso es que la compre sin mirar de que iba (era un Harris y eso, para mi, es mas que suficiente) y hasta que llegue a casa no supe que iba sobre el caso Dreyfus. Si lo hubiera sabido puede que hubiera dudado comprarmela ya que los temas “históricos, basados en casos reales” me interesan entre poco y nada, prefiero claramente la ficción. Solo os diré una cosa: Harris (Robert) es un grande y no comprarla seria un error, no leerla seria un gran error. Claro que si tengo que deciros esto es que no habéis leído Fatherland, The Fear Index, The Ghost o incluso las de Romanos (Imperium. Lustrum o sobre todo Pompeii) así que tenéis grandes novelas, grandes Best-sellers aunque no vendan mucho, por delante (su hermano Richard también tiene grandes cosas, aparte de El silencio de los corderos, como Domingo Negro que también descubrimos en aquellas sesiones y que os recomendaría, si recomendara libros).

Pero claro, el problema de los libros buenos y especialmente de los best-sellers es que se leen de una sentada y claro al día siguiente estas otra vez sin nada que leer y por supuesto Rafa sin aparecer lo que ya hacia irremediable la traición, la visita a la librería Mendez que aprovecho para recordar que siempre es algo sumamente agradable, como todas las buenas traiciones tienen una parte en la que disfrutas.

Puede que debido a la proximidad de la feria del libro, o puede que fueran los remordimientos de la traición, pero me pareció que había menos libros tentadores aunque entre ellos estaba el nuevo de Jonathan Lethem: Los jardines de la disidencia que se supone que recorre varias (3) generaciones de disidentes culturales, lo que para los americanos viene siendo comunistas, hippies y casi cualquier tipo de activismo político. La verdad es que Lethem es uno de esos autores raros, debe de ser moderno, de los que siempre pienso que me gusta solo porque guardo un buen recuerdo de la primera novela suya que leí Motherless Brooklyn y porque también es uno de los escritores favoritos de personas que me caen bien (no daré nombres que ellos ya saben quienes son), pero que en cuanto empiezo a leerlo deja de gustarme, se me hace sumamente farragoso, aburrido, plano y pretencioso. Este libro no ha sido una excepción y a punto estuve de abandonarlo, pero estoy seguro de que si sale Lethem en una conversación seguiré diciendo que me gusta, que es un autor muy interesante,  e incluso si veo su próximo libro casi seguro que lo compre aunque sea la ultima oportunidad que le concedo (a menos que luego me olvide de mis buenas intenciones). Así soy yo, inconsistente y con todo tipo de prejuicios y de post-juicios que ignoro continuamente.

Si un libro empieza con su protagonista en la cárcel y enseguida te cuentan que mato a sus abuelos solo tienes dos opciones o pensar que va a ser un mal libro y que ya conoces mas o menos la historia o pensar que casi seguro que hay algo mas en el libro y que lo de los abuelos solo es el comienzo. Sin querer estropearos la lectura, os diré que Avenida de los gigantes esta dentro del segundo caso aunque, desgraciadamente, sin que en la historia haya mucho mas. Vale, lo hay, hay mucho mas, pero lo que hay tampoco resulta especialmente impresionante y aunque hace una lectura agradable se te queda la sensación de que podías no haberlo leído y tampoco te habrías perdido gran cosa. Si quisiera ponerme pedante y esto fuera, como sospechas algunos, un blog de libros diría que le falta “profundidad psicológica” o incluso mejor aun “que adolece de profundidad psicológica” y esto que, para mi de forma general, seria una virtud no acaba de serlo en este caso.

Supongo que si hubiera habido mas novedades interesantes nunca habría cogido un libro como Un hombre disponible, en el que según la contraportada la historia es la de un viudo cuyas hijas ponen un anuncio para buscarle novia en una revista literario y de una autora de la que nunca he oído hablar pese a tener catorce novelas publicadas. Vale, probablemente hay muchos autores y autoras que tienen muchas obras publicadas y que yo desconozco pero ¿catorce? No se, parecen muchas obras para no tener ni una referencia, aunque siempre esta la posibilidad de que la tuviera y la haya olvidado. Leído el libro no creo que sea el caso, mas bien me decanto porque es un libro que no debería haber publicado Alfaguara, o tal vez si, pero en una colección de libros de verano para no lectores habituales, vamos que con una edición y portada distintas y archivado en la zona de folletines de una librería estaría mejor. No, no es que sea un folletín y no es que no tenga cosas buenas (algunas de las citas que tiene el pobre protagonista te arrancan una sonrisa) pero vamos que realmente es mas ese libro que comprarías en el Carrefour si  ya no te queda nada que leer en Piles que algo para comprar en una buena librería, o incluso en una librería normal.

Con estos libros conseguí llegar al final del mes, a falta de un par de días, y puesto que mi hermano Rafa seguía sin aparecer por la gran ciudad y yo seguía sin perder la seguridad en que le vería en breve, aunque por supuesto sin desafiar al destino subiendo a verle, decidí dejarme de tonterías y pasarme de nuevo por la librería Mendez, de la calle Mayor, antes de que me viera obligado a acudir a la feria del libro a deprimirme observando como los mismos libros se repiten en las mismas casetas de forma casi compulsiva ya que casi han desaparecido aquellas casetas editoriales con sus extravagancias que, al menos en mi recuerdo, eran la esencia de la feria del libro; cuando ibas a conocer libros y editoriales que tenían una escasa o nula distribución para que te sorprendieran. 

Tal vez la feria del libro nunca ha sido como es ahora en mi recuerdo, o tal vez si ya que mis recuerdos son de los ochenta que como todo el mundo sabe eran otra cosa (como la nostalgia, que ya no es lo que era), puede incluso que ahora haya vuelto a ser como era en mi recuerdo ya que, al fin y al cabo, hay tantas cosas en este país que han vuelto a situaciones iguales, o peores, a las de aquellos tiempos. Pero divago, si eso (si la visito) ya os lo cuento otro día.